lunes, 19 de septiembre de 2011

Desfile del 16 de Septiembre

Con un saldo blanco se desarrolló en la ciudad deMatias Romero  el desfile cívico militar conmemorativo a los 201 años de la Independencia de México




Los desfiles que conmemoran el inicio de la independencia tienen una larga tradición en México y aún hoy siguen despertando atracción entre la gente. En términos generales un desfile militar es sinónimo de orden, pues gracias a éste un contingente muy numeroso marcha por las calles de una ciudad. El orden lo podemos identificar también con la armonía, de ahí que la prensa haya utilizado con frecuencia esa palabra para elogiar el desarrollo de una parada militar. El conjunto armonioso y la simetría de la formación son la base de la estética de los desfiles, pero conllevan una demostración de fuerza al exhibir la participación de una gran cantidad de soldados, la calidad de sus armas y los equipos con que van pertrechados.


Durante el periodo posrevolucionario se retomó la tradición de los desfiles septembrinos que se originó en el siglo XIX. El primero de ellos se realizó el 27 de septiembre de 1821, cuando el ejército trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide, entró triunfante a la ciudad de México consumando así la independencia. Para conmemorar ese hecho cada 27 de septiembre el ejército ritualizaba el suceso desfilando por las principales calles de la capital. Pero Iturbide decidió coronarse emperador, y eso fue como abrir la caja de Pandora, pues se desataron las furias políticas hasta ese momento contenidas. México nacía como nación libre, con una encarnizada vida. El imperio se derrumbó, Iturbide fue proscrito y exiliado, regresó y fue fusilado. Si en el país no había consenso sobre la mejor forma de gobierno, mucho menos lo había para determinar la fecha en que se celebraría la independencia, ni sobre quiénes habían sido sus figuras más destacadas. Con el paso del tiempo los liberales escogieron el 16 de septiembre y a Miguel Hidalgo, mientras que los conservadores prefirieron el 27 de septiembre y a Iturbide como héroe máximo. Paradójicamente el que vino a zanjar la cuestión fue Maximiliano de Habsburgo, quien como emperador de México decretó que el 16 de septiembre era la fecha idónea para celebrar la independencia, ante la furia de los conservadores mexicanos, que lo habían entronizado con la esperanza de que siendo príncipe pudiera regir en un país que parecía ingobernable. Maximiliano fue el primer jefe de Estado que celebró la independencia en Dolores, Guanajuato. Él, que comulgaba con el liberalismo, buscaba congraciarse mediante este gesto con los liberales mexicanos; sin embargo enfureció a sus aliados y también a los liberales, quienes no podían aceptar que hablara de la independencia de México alguien que había sido impuesto por la fuerza del ejército francés. El segundo emperador mexicano corrió la misma suerte que el primero. El triunfo de los liberales fue también el triunfo del 16 de septiembre y de Hidalgo.

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